
Uno de los rasgos de la sociedad actual sobretodo de las grandes ciudades es el individualismo, sin embargo, el hombre al ser social por naturaleza disfruta en el contacto directo con el otro por lo que cualquier plan de grupo es un aliciente importante que proporciona emociones agradables. Quizá sea esta la razón por la que muchos expertos recomiendan la práctica de algún ejercicio de voluntariado en el que la persona se siente útil y bien consigo misma.
El consuelo.

El llanto.
Aquellos que están tristes exteriorizan su sentimiento interior mediante el llanto, por tanto, las lágrimas son un remedio eficaz para la tristeza ya que son la respuesta que surge de manera natural. Llorar es bueno cuando se está sufriendo de la misma forma que es bueno reír cuando se está contento. La tristeza tiene sus etapas y no existe otra forma de superarlas que vivirlas.
Muchas personas han aprendido a ocultar sus emociones por diversas circunstancias. Algunas veces se trata de evitar preocupar a aquellos que están cerca. Sin embargo, es bueno sentir emociones y aprender a vivirlas con naturalidad a través del propio conocimiento que ayuda a comprender las situaciones concretas que producen determinados sentimientos.
La virtud mitiga la tristeza interior, por tanto, la paciencia y la perseverancia aporta firmeza para sobrellevar las dificultades. La paciencia reside en la voluntad humana y está directamente relacionada con la realidad temporal del ser humano. Por otra parte, también está en estrecha conexión con la esperanza ya que nadie podría esperar confiado si no tuviese esperanza en un bien que está por venir en el futuro.
El hombre paciente sabe esperar confiado con lo cual vive con serenidad. Por el contrario, la persona impaciente padece ansiedad, intranquilidad interior y desasosiego. La virtud de la paciencia ayuda a aceptar una situación determinada por grave que sea, sin embargo, la impaciencia produce el efecto contrario: la persona se enfada porque no acepta que las cosas se den de la forma en que se van dando.
Precisamente es en las situaciones más difíciles como por ejemplo, la enfermedad donde el valor y la utilidad de la paciencia se muestra de forma más clara no sólo para el enfermo sino también para aquellos que rodean y cuidan al paciente. Por el contrario, la impaciencia supone añadir una dificultad más que parte de la actitud inadecuada del sujeto.
La actitud con la que una persona hace frente a la situación externa es fundamental, por esta razón, cada persona debe trabajar por mantener una actitud mental positiva incluso en las situaciones más difíciles y evitar al máximo posible la negatividad.
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