Donde se Inicia el Exito

Donde se inicia el Exito
CONOZCA A LA PERSONA VIVIENTE
¡Conozca a la persona viviente más importante! En algún lugar de este libro, usted la conocerá... derepente, en forma asombrosa y con una sensación de reconocimiento que cambiará toda su vida.
Cuando la conozca encontrará su secreto. Descubrirá que lleva un talismán invisible con las inicialesAMP (Actitud Mental Positiva) grabadas en una cara y las iniciales AMN (Actitud Mental Negativa) en la otra.
Este talismán invisible posee dos poderes sorprendentes: tiene la facultad de atraer la riqueza, el éxito, la felicidad y la salud; y tiene también la facultad de repeler estas cosas, privándole de todo aquello que hace que la vida merezca ser vivida. Es la primera de estas facultades, es decir, la AMP, la que permite que algunos hombres se eleven hasta la cumbre y permanezcan allí. Y la segunda es la que hace que otros hombres se queden en el fondo durante toda su vida; y es también la AMN la que desplaza a algunos hombres de la cima cuando ya la habían alcanzado.
Tal vez la historia de S. B. Fuller le ilustre su funcionamiento.


«SOMOS POBRES... NO POR CULPA DE DIOS.» S. B. Fuller era uno de los siete hijos de un aparcero negro de Luisiana. Empezó a trabajar a la edad de cinco años. A los nueve ya arreaba mulos.
Eso no tenía nada de insólito: los hijos de casi todos los aparceros empezaban a trabajar a edad muy temprana. Aquellas familias aceptaban la pobreza como su destino y no pedían más.
El joven Fuller era distinto a sus compañeros en un sentido: tenía una madre extraordinaria, una mujer que se negaba a aceptar esta precaria existencia para sus hijos, pese a que ella no había conocido otra cosa.
Sabía que algo fallaba por el hecho de que su familia apenas pudiera subsistir en un mundo de gozo y abundancia. Y solía hablar con su hijo acerca de sus sueños.
«No tendríamos que ser pobres, S. B. -solía decir-. Y que nunca te oiga yo decir que somos pobres por voluntad de Dios. Somos pobres... no por culpa de Dios. Somos pobres porque tu padre jamás tuvo el deseo de ser rico. Nadie en nuestra familia ha tenido jamás el deseo de ser otra cosa.»
Nadie había tenido el deseo de ser rico. Esta idea quedó grabada tan profundamente en la mente de Fuller, que cambió toda su vida. Empezó a querer ser rico. Centraba su mente en las cosas que quería y la apartaba de las que no quería, y así adquirió un ardiente deseo de hacerse rico. Llegó a la conclusión de que el medio más rápido de ganar dinero consistía en vender algo. Eligió el jabón. Se pasó doce años vendiéndolo de puerta en puerta. Un día averiguó que la empresa que le proporcionaba el género iba a ser subastada. El precio de venta de la empresa era de 150.000 dólares.
En doce años de ventas y de ahorro, había logrado reunir 25.000 dólares. Se llegó al acuerdo de que depositaría los 25.000 dólares y obtendría los 125.000 restantes en un plazo de diez días. En el contrato figuraba una cláusula según la cual perdería el depósito en caso de que no lograra reunir el dinero.
En el transcurso de sus doce años como vendedor de jabón se había ganado el respeto y la admiración de muchos comerciantes. Ahora acudió a ellos. Obtuvo también dinero de algunos amigos personales y de compañías de préstamos y grupos de inversión. La víspera del décimo día había logrado reunir 115.000 dólares. Le faltaban 10.000.


EN BUSCA DE LA LUZ. «Había agotado todas las fuentes de crédito que conocía -recuerda-. Era entrada la noche. En la oscuridad de mi habitación, me arrodillé y empecé a rezar. Le pedí a Dios que me condujera a una persona que me prestara a tiempo los 10.000 dólares que me faltaban. Me dije a mí mismo que bajaría con mi automóvil por la calle Sesenta y uno hasta que viera la primera luz en un establecimiento comercial. Le pedí a Dios que hiciera que aquella luz fuera un signo que me indicara su respuesta.»
Eran las once de la noche cuando S. B. Fuller empezó a bajar por la calle Sesenta y uno de Chicago. Al final, tras recorrer varias manzanas, vio luz en el despacho de un contratista.
Entró. Allí, sentado junto a su escritorio, cansado de trabajar hasta tan tarde, se encontraba un hombre a quien Fuller conocía vagamente. Fuller comprendió que tendría que ser valiente.
«¿Quiere ganar 1.000 dólares?», le preguntó Fuller directamente.
El contratista se vio sorprendido por la pregunta. «Sí, claro», contestó.
«En tal caso, extiéndame un cheque por valor de 10.000 y, cuando le devuelva el dinero, le entregaré 1.000 dólares de beneficios», recuerda Fuller que le dijo al hombre.
Le indicó al contratista los nombres de las demás personas que le habían prestado dinero y le explicó exactamente y con todo detalle en qué consistía el negocio.


EXPLOREMOS EL SECRETO DE SU ÉXITO.
Antes de que terminara aquella noche, S. B. Fuller ya tenía en el bolsillo un cheque por valor de 10.000 dólares. Posteriormente consiguió intereses con derecho de control no sólo en aquella empresa sino también en otras siete, incluidas cuatro fábricas de cosméticos, una fábrica de géneros de punto, otra de etiquetas y un periódico. Cuando hace poco le pedimos que explorara con nosotros el secreto de su éxito, él nos contestó con las palabras que le había oído pronunciar a su madre hacía muchos años
«Somos pobres... no por culpa de Dios. Somos pobres porque tu padre nunca tuvo el deseo de ser rico. Nadie en nuestra familia ha tenido jamás el deseo de ser otra cosa.»
«Miren -nos dijo-, yo sabía lo que quería, pero no sabía cómo conseguirlo. Por consiguiente, leí la Biblia y libros de inspiración para alcanzar un propósito. Pedí en mis plegarias el conocimiento necesario para alcanzar mis objetivos. Tres libros desempeñaron un importante papel en la conversión de mis ardientes deseos en realidad.
Estos libros fueron:

 (1) la Biblia, (2) Piense y hágase rico, y (3) El secreto de las edades. Mi mayor fuente de inspiración procede de la lectura de la Biblia.
»Cuando uno sabe lo que quiere, es más probable que lo reconozca cuando lo vea. Cuando se lee un libro, por ejemplo, reconoce uno las oportunidades capaces de ayudarle a conseguir lo que desea.»
S. B. Fuller llevaba consigo el talismán invisible con las iniciales AMP grabadas en una cara y AMN en la otra.
Colocó hacia arriba la cara de la AMP y empezaron a ocurrirle cosas sorprendentes. Pudo convertir en realidad unas ideas que antes no habían sido más que simples ensoñaciones.
Lo que importa observar aquí es que S. B. Fuller empezó su vida con muchas menos ventajas de las que tenemos casi todos nosotros, pero eligió un gran objetivo y se dispuso a alcanzarlo. Como es lógico, la elección del objetivo era individual. En esta época y en este país sigue usted gozando del derecho personal a poder decir: «Eso es lo que yo elijo. Eso es lo que yo quiero conseguir.» Y, a menos que su objetivo sea contrario a las leyes de Dios o de la sociedad, estará en condiciones de alcanzarlo. Lo tiene todo que ganar y nada que perder si lo intenta. El éxito sólo pueden alcanzarlo y conservarlo quienes lo siguen buscando con una AMP.
Aquello que busque depende de usted. No a todo el mundo le gustaría ser un S. B. Fuller, responsable de grandes fábricas. No a todo el mundo le gustaría pagar el elevado precio que lleva consigo el hecho de ser un gran artista.
Para muchas personas, la riqueza de la vida es algo muy distinto. Una actividad cotidiana que permita llevar una existencia feliz y llena de amor constituye un éxito. Se puede poseer ésta o bien otras riquezas. La elección le corresponde a usted.
Sin embargo, tanto si el éxito significa para usted hacerse tan rico como S. B. Fuller, como si equivale al descubrimiento de un nuevo elemento químico, la creación de una obra musical, el crecimiento de una rosa o bien la educación de un niño, independientemente de lo que el éxito signifique para usted, el talismán con las iniciales AMP grabadas en una cara y AMN grabadas en la otra podrá ayudarle a alcanzarlo.
Lo bueno y lo deseable se atrae con la AMP y se repele con la AMN.
TODA ADVERSIDAD LLEVA LA SEMILLA DE UN BENEFICIO EQUIVALENTE O TAL VEZ MAYOR. «Pero, ¿y si tengo un defecto físico? ¿De qué manera me va a ayudar un cambio de actitud?», podría usted preguntar.
Tal vez la respuesta se la pueda dar la historia de Tom Dempsey, un muchacho inválido de nacimiento.
Tom nació sin medio pie derecho y con sólo un muñón por brazo derecho. De niño hubiera querido participar en actividades deportivas como los demás muchachos. Sentía un ardiente deseo de jugar al fútbol americano.
Como consecuencia de este deseo, sus padres le mandaron hacer un pie artificial de madera. El pie de madera fue acoplado a una bota especial de fútbol. Hora tras hora, día tras día, Tom hacía prácticas, dándole al balón con su pie de madera. Intentaba una y otra vez efectuar tiros libres a distancias cada vez mayores. Llegó a ser tan hábil que fue contratado por el equipo de los Santos de Nueva Orleans.
Los gritos de 66.910 aficionados pudieron escucharse en todos los Estados Unidos cuando, en los último dos segundos del partido, Tom Dempsey -con su pierna tullida- batió un récord, efectuando un tiro libre a 63 yardas de distancia (unos 60 metros). Era el tiro libre más largo jamás efectuado por un jugador profesional de fútbol americano. Ello permitió a los Santos ganar por un tanteo de 19-17 a los Leones de Detroit.
«Hemos sido derrotados por un milagro», comentó el entrenador del equipo de Detroit Joseph Schmidt. Y, para muchos, fue un milagro... una respuesta a una plegaria.
«Tom Dempsey no ha lanzado este tiro libre, lo ha lanzado Dios», dijo el zaguero de los Leones, Wayne Walker.
«Interesante. Pero, ¿qué significa para mí la historia de Tom Dempsey?», podría usted preguntar. Nuestra respuesta sería: «Muy poco... a menos que usted adquiera la costumbre de reconocer, establecer un nexo, asimilar y utilizar los principios universales, adoptándolos como propios. Y después emprenda una acción conveniente».
¿Y cuáles son los principios contenidos en la historia de Tom Dempsey que usted podría aplicar, tanto si es un disminuido físico como si no? Dichos principios los pueden aprender y aplicar tanto los niños como los mayores:
- La grandeza está reservada para aquellos que adquieren un ardiente deseo de alcanzar altos objetivos.
- El éxito lo alcanzan y lo conservan quienes lo intentan y lo siguen intentando con una AMP.
- Para convertirse en un experto en cualquier actividad humana hace falta práctica... práctica... práctica.
- El esfuerzo y el trabajo pueden resultar divertidos cuando se fijan unos determinados objetivos deseables.
- En toda adversidad hay la semilla de un beneficio equivalente o tal vez mayor para aquellos a quienes una AMP les induce a convertirse en personas de éxito.
- La mayor fuerza del hombre estriba en la fuerza de la plegaria.

Para aprender y aplicar estos principios, vuelva hacia arriba su talismán invisible por la cara de la AMP.
Cuando Henley escribió el poético verso «Yo soy el dueño de mi destino, soy el capitán de mi alma», nos hubiera podido informar de que somos los dueños de nuestro destino porque somos, ante todo, los dueños de nuestras actitudes. Éstas configuran nuestro futuro. Se trata de una ley universal. El poeta hubiera podido decirnos con gran entusiasmo que esta ley actúa tanto si las actitudes son destructivas como si son constructivas. La ley afirma que convertimos en realidad física los pensamientos y las actitudes que albergamos en nuestra mente, con independencia de lo que sean. Convertimos en realidad los pensamientos de pobreza con la misma rapidez con que convertimos en realidad los pensamientos de riqueza. Sin embargo, cuando nuestra actitud hacia nosotros mismos es positiva y nuestra actitud hacia los demás es generosa y compasiva, atraemos grandes y generosas parcelas de éxito.


NO PERMITA QUE SU ACTITUD MENTAL LE CONVIERTA EN UNA «PIEZA DE MUSEO». En la competición para el premio Dwyer en Aqueduct, ambos caballos se enfrentaron finalmente en julio de 1920. Era un día espléndido. Todas las miradas se encontraban clavadas en la línea de salida. Ambos caballos salieron al mismo tiempo. Corrían por la pista el uno al lado del otro. Estaba claro que John P. Grier le estaba ofreciendo a Man o'War la gran carrera de su vida. Al llegar a la señalización de la cuarta parte de la carrera seguían igualados. La mitad de la carrera... Las tres cuartas partes de la carrera y aún iban igualados. La octava parte... y todavía igualados. Después, en la recta, John P. Grier hizo que el público se levantara de sus asientos. Poco a poco se empezó a adelantar.
Fue un momento de crisis para el jockey de Man o'War. Este adoptó una decisión. Por primera vez en la carrera del gran caballo, el jockey le azotó fuertemente la grupa con el látigo. Man o'War reaccionó como si le hubieran prendido fuego en la cola. Se disparó hacia adelante y se alejó de John P. Grier como si éste se hubiera quedado inmóvil. Al finalizar la carrera, Man o'War había ganado por siete largos.
Sin embargo, lo importante desde nuestro punto de vista fue el efecto que la derrota ejerció en el otro caballo. John P. Grier había sido un caballo de gran temple; la victoria era su actitud. No obstante, aquella experiencia le afectó de tal modo que jamás se " recuperó. Todas sus carreras posteriores fueron unos intentos débiles v sin convicción, y jamás volvió a ganar.
Las personas no son caballos de carreras, pero esta historia nos induce a recordar a demasiados hombres que, en la época del «boom» de los años veinte, empezaron con una maravillosa actitud positiva.

Alcanzaron el éxito económico y después, cuando se produjo la Depresión en 1930, experimentaron la derrota. Se sintieron aplastados. Su actitud cambió de positiva a ne ativa. Su talismán se volvió de la cara de la AMN Dejaron de esforzarse. Al igual que John P. Grier; se convirtieron en «piezas de museo».
Algunas personas parecen utilizar constantemente la AMP. Otras empiezan y después lo dejan. Pero otras -la inmensa mayoría de nosotros-, jamás han empezado a utilizar realmente las extraordinarias facultades que p oseen.
¿Qué decir de nosotros? ¿Podemos aprender a utilizar la AMP de la misma manera que hemos aprendido otras habilidades?
La respuesta, basada en nuestros años de experiencia, es un rotundo sí.
Éste es el tema del presente libro. En los capítulos siguientes, le mostraremos cómo se puede hacer. El esfuerzo del aprendizaje merecerá la pena porque la AMP constituye el ingrediente esencial de todo éxito. CONOZCA A LA PERSONA VIVIENTE MÁS IMPORTANTE. ¡El día en que reconozca en usted la AMP será el día en que conocerá a la persona viviente más importante! ¿Quién es? Pues la persona viviente más importante en relación con usted y con su propia vida es usted mismo. Eche un vistazo hacia el interior de sí mismo. ¿No es cierto que lleva consigo un talismán invisible con las iniciales AMP grabadas en una cara y las iniciales AMN grabadas en la otra? ¿Qué es exactamente este talismán, esta fuerza? El talismán es su mente.
La AMP es una Actitud Mental Positiva.
Una Actitud Mental Positiva quiere decir una actitud mental adecuada. ¿Y cuál es la actitud mental adecuada? Está compuesta en general por las características «positivas» simbolizadas por palabras tales como fe, integridad, esperanza, optimismo, valentía, capacidad de iniciativa, generosidad, tolerancia, tacto, amabilidad y sentido común. La persona con una Actitud Mental Positiva se propone elevadas metas y se esfuerza constantemente por alcanzarlas.
La AMN es una Actitud Mental Negativa.  Y sus características son contrarias a las de la AMP. Tras haberse pasado varios años estudiando a los hombres de éxito, los autores de La actitud mental positiva: un camino hacia el éxito han llegado a la conclusión de que el sencillo secreto que comparten todos ellos es el de una Actitud Mental Positiva.

LA ACTITUD MENTAL POSITIVA
Conozca a la Persona Viviente mas importante
Napoleon Hill - Clement Stone
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